¡"Chapeau Pepe"!
El pasado 1ro de marzo Latinoamérica despidió a una de las figuras más carismáticas e intrigantes en la política contemporánea. En sus cinco años como presidente de Uruguay, José Alberto Mujica Cordano, conocido popularmente como "el Pepe", acaparó no solo la atención de los medios en su país, sino que además logró resaltar en el mapa mundial a uno de los países más pequeños de América Latina.
Llegó a convertirse en todo un personaje icónico que muy bien supo trascender ideologías políticas. José Mujica se ganó la atención de todo el mundo por su particular forma de gobernar y su don de gentes.
Para muchos, el exguerrillero tupamaro, será el recuerdo del viejo Volkswagen azul celeste por las calles de Montevideo, su humilde rancho y su afición por las hortalizas caseras. Igual sus acostumbradas comparecencias oficiales en sandalias y por supuesto sin corbata, "ese trapo inútil para complicarse la vida".
Pero hay mucho en el legado de "el Pepe" que se queda en el tintero del discurso internacional. Sus políticas de regulación y liberación del mercado de la marihuana fueron tan contundentes que se hicieron sentir en el norte logrando incluso influenciar las políticas de drogas en los Estados Unidos y el replanteamiento de su fallida guerra contra las drogas.
Sus críticas al modelo económico mundial y al consumismo como principales enemigos del medioambiente. Y no olvidemos las críticas a su homóloga argentina: "Esta vieja es peor que el tuerto".
Al entregarle la Banda Presidencial a Tabaré Vázquez, "el Pepe” le entrega las enormes expectativas de un pequeño país que asumió las riendas de un discurso que movió y conmovió al mundo, sacudiendo las enmohecidas corrientes de políticos tradicionales de izquierda y de derecha.
Será muy interesante observar la nueva presidencia que a penas en sus primeros días ya parece distanciarse de las políticas "mujicanas”. También ver cómo el País y el mundo asimilan la presidencia de Tabaré ante la imponente figura de un expresidente Mujica, quien permanecerá en el ojo público como senador del Movimiento de Participación Popular.
En la presidencia, en el senado o en el rancho, hay que quitarse el sombrero. ¡"Chapeau Pepe"!-